El escritor frustrado
El escritor frustrado Escribir era lo único que sabía hacer, al menos eso le repetía todo el mundo: sus compañeros de trabajo, su exmujer... Incluso su mejor amigo se lo dijo la semana anterior cuando fue a ayudarle con la mudanza. Así que allí estaba, listo a hacer lo único que sabía hacer según su entorno: escribir. Cerró los ojos un momento para situarse y dejar la mente relativamente en blanco, cogió el bolígrafo, lo colocó sobre su cuaderno y comenzó su relato. "El pub estaba lleno hasta arriba de gente de toda condición. A pesar de ello, en cuanto vio a la chica lo supo: no saldría de allí si no era acompañado por ella. Tanto su figura, resaltada por las luces cambiantes del local, como su rostro angelical medio oculto por las sombras que producían esas mismas luces la presentaban ante sus ojos como alguien mágico, perfecto. La música cambió de repente de una música machacona al chillido de un bebé y supo que esa era su oportunidad para acercarse a hablar con ella". ¡U