El efímero rey de Tebas
El efímero rey de Tebas Las doce pruebas de Hércules y los diez años que tardó Ulises en volver a casa no eran nada comparado con aquello. Iseo, simple pastor que vivía en la ladera este del monte Pathos (con hache) se enfrentaría a extrañas e inimaginables pruebas para convertirse en el siguiente rey de Tebas. Aquello había comenzado del modo habitual. Una visita al Oráculo, una profecía desafortunada, y un bebé lanzado al mar Egeo para tratar de huir del Destino. Pero con el Destino no se juega. Vale que la profecía fue generada tras una borrachera de este dios en una poco habitual visita del mismo a Dionisio. Pero una vez enunciada la profecía no podía echarse atrás, so pena de no ser tomado en serio. Así que debía trabajar porque las palabras de la suma sacerdotisa se cumplieran. De este modo el bebé, que en otras circunstancias habría muerto ahogado o golpeado contra una roca en cuestión de segundos, se salvó gracias a la afortunada y totalmente "causal" intervención de