Luces en el cielo
Luces en el cielo Me obligué a seguir comiendo, no podía dejar que el peso de la pérdida me quitase el hambre, debía de tener energías si quería sobrevivir. Trinché otro pedazo de chamuscada carne con mi mellado cuchillo y me lo metí en la boca, la había dejado demasiado tiempo al fuego y era dura de masticar, pero al menos estaba buena. Energías, sí, las necesitaba para cargar con mis pertrechos y seguir caminando hacia el este. Solo sabía que debía de dirigirme hacia el amanecer, cruzando el horizonte el número suficiente de veces hasta terminar encontrándome con algún atisbo de civilización. Un asentamiento, un poblado, una inexpugnable fortaleza, con suerte incluso la avanzadilla de algún floreciente reino o república. Algo. No pedía demasiado, tan solo un lugar en el cual poder hablar tranquilamente con otras personas, colaborar con ellas y sentirme a salvo. Mientras tanto, tendría que seguir usando la ballesta y puede que también el hacha para defenderme de los ocasionales sa