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Mostrando entradas de febrero, 2022

La princesa y el escudero

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 La princesa y el escudero Érase una vez una princesa en un lejano reino que, pese a tener todo lo que necesitaba y quería, era infeliz. No entendía la razón, pero simplemente era incapaz de disfrutar de nada. En ese reino había un escudero con gran ambición pero con los bolsillos totalmente vacíos que anhelaba poseer todas y cada una de las cosas que tenía la princesa. Incluso sus vestidos. Pero como no había modo de que los consiguiera se sentía desdichado. Un día, mientras desensillaba el caballo de su señor, escuchó a otros escuderos hablar de unos piratas que habían puesto precio a la cabeza de la princesa. Fingiendo haber recibido orden de realizar en el puerto unos recados, el escudero salió del palacio y buscó al capitán de esos piratas para interesarse por la recompensa. El capitán al principio se rió de él, y luego le amenazó por hacerle perder el tiempo. Pero como el escudero siguió en sus trece, al final le explicó que tendría que llevar a la princesa a una cueva situada a

La Guerra de los Corazones

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    La Guerra de los Corazones    El presente informe busca resumir y analizar brevemente los acontecimientos sucedidos en lo que se ha venido a llamar "La Guerra de los Corazones", con el objetivo de servir de base a la investigación más detallada que deberá de llevarse a cabo en busca de responsables y conclusiones a futuro.   Antecedentes    A resultas del clima enrarecido, tóxico e irrespirable que se vivía en la oficina, a finales de otoño del año pasado, desde Recursos Humanos se propuso emprender un plan de choque con el propósito de mejorar la convivencia y promover el mutuo entendimiento y la armonía entre los empleados. No era sostenible que se siguiesen enviando correos electrónicos de contenido incendiario, que se formasen corrillos frente a la máquina de café en los que se tramaban insidiosas conspiraciones, o que algunos de los empleados terminasen en el enfrentamiento directo. Berta Sanchez nos ofreció un notorio ejemplo del problema cuando disparó grapas contr

Aventura de San Valentín

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 Aventura de San Valentín Llevo enamorada de él desde hace años, puede que ya incluso una década, aunque es difícil decirlo. Es difícil identificar el primer instante en que caí rendida a sus pies, enamorada sin remedio ante sus encantos. No fue amor a primera vista como el de las películas que tanto gustan a algunos (no a mí, yo siempre fui más de historias de acción). De hecho, al principio apenas le consideré importante, no era más que una presencia sin nombre al borde de mi visión. Pero esa presencia, intermitente como era a causa de nuestras dispares ocupaciones, fue ganando fuerza poco a poco. Hasta que un día reconocí, ante mí misma y ante todo el mundo, que aunque podía vivir sin él prefería no hacerlo. Llevó tiempo, pero acabé reconociendo lo que sentía por él, y que lo sentía con tanta intensidad que era casi doloroso. Así que sí, llevo años enamorada de él, pero no sabría decir realmente cuánto tiempo. Nunca he sido muy dada a mostrar mis sentimientos. No es que no los sient

La siguiente habitación

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   La siguiente habitación    Entré en la estancia, que más que una habitación parecía una cueva, con techo y paredes de piedra basta. El suelo era de crujiente grava y arena. Justo en medio, el fuego de una hoguera crepitaba tranquilamente iluminando el lugar y lanzando al aire danzarinas chispas. Su reconfortante calor era muy de agradecer. Justo a su lado unas pieles de animales parecían servir de improvisado lecho. Pero lo que realmente llamaba la atención eran las pinturas que abarrotaban el techo: bisontes, mamuts, ciervos y rinocerontes lanudos; todos ellos perfectamente perfilados en negro y coloreados de vivos pigmentos rojos, naranjas y ocres. Bajo la fluctuante luz anaranjada del fuego, aquellas figuras animales parecían a punto de ir a cobrar viva y ponerse corretear por la heterogénea superficie de la roca.   A pesar de que era un espectáculo sobrecogedoramente maravilloso, debía de continuar. Rodeé la hoguera y me dirigí a la oscura gruta que marcaba la salida de aquel lu