Despropósito de año nuevo

 Despropósito de año nuevo


Todos los años, hacia su inicio, la gente hace listas con sus propósitos de año nuevo. Básicamente se trata de enumeraciones de cosas que se supone que deberían o querrían hacer, pero que al llegar diciembre comprueban que no han cumplido en absoluto. Y son cosas que (supuestamente) aumentarían tanto su bienestar físico como emocional, y que podrían mejorar su relación con el resto de la gente. Hacer una dieta saludable, más ejercicio, salir más (o menos, según el caso), aprender otro idioma, ser más amable, sonreír más...
El mundo está lleno de buenos propósitos incumplidos.
Yo, por mi parte, pienso que todo eso son chorradas. Cada uno es como es, y punto. Y si no cumples tus propósitos de año nuevo es sencillamente porque no son tú, van contra tu forma de ser y no te definen.
Pero tanto me han dado la lata con el tema que este año yo también haré una lista. Pero la mía será real, que me defina de verdad y, por ello, pueda cumplirse por completo.
Así que nada de propósitos para ser mejor persona. Lo mío será un despropósito.
Llevo tiempo queriendo mostrar al mundo la verdadera naturaleza de las personas que me rodean, su verdadero ser escondido bajo capas y capas de cuidadoso aparentar. Lograrlo será mi propósito para este año.
Necesitaré, entre otras cosas, esas cámaras de vídeo pequeñitas que se pueden esconder en cualquier parte (ocultas como un botón, por ejemplo). El problema es que son muy caras, así que lo primero será aumentar mis fondos para hacer frente a estos gastos. Necesitaré encontrar un trabajo.
Con mi poca experiencia no creo que vayan a ofrecerme un gran sueldo. Así que tendré que apretarme el cinturón y aprender a vivir con lo justo para que me quede dinero para ahorrar. Se acabaron las salidas con amigos hasta las tantas de la noche, repletas de bebidas y comida basura. No, ahora tendré que hacer un consumo responsable cambiando los refrescos por agua del grifo y las hamburguesas por guisos de verduras y demás comidas que, con poca cantidad, te dan los nutrientes necesarios para aguantar todo el día. Adiós patatas fritas llenas de sal y cosas añadidas que no aportan nada, hola patatas cocidas o asadas.
También se acabó lo de pedir préstamos. Si no quiero que se conozcan mis intenciones, no puedo ir por ahí pidiéndole dinero a la gente. De este modo es imposible que sepan cuánto tengo ahorrado y qué puedo querer hacer con ello. Creo que simularé cobrar menos de lo que realmente cobre, y así entenderán sin llegar a decírselo que si he reducido gastos es porque el sueldo no me llega para más, y que no pido dinero prestado porque intento ser el chico responsable que todos pretenden y esperan que sea.
Si realmente quiero reducir gastos y ahorrar, también tendré que eliminar el tiempo que paso con los videojuegos. Después de todo, las consolas gastan mucha luz, y la luz se ha puesto por las nubes. Esto me dejará mucho tiempo libre. Para controlar y luchar contra la tentación, podría invertir ese tiempo en pasear por la dehesa. Está muy cerca de casa, por lo que no necesitaré el coche para llegar, y al estar compuesta solo por árboles no me encontraré tiendas y cafeterías que me tienten para gastar dinero. Sí, la dehesa es una mejor opción que pasear por el centro de la ciudad. Y como dicen que es más fácil y cómo pasear respirando aire puro que respirando aire contaminado, otra cosa que gano.
He vuelto a mirar el tema de las microcámaras. Parece que las instrucciones no estarían en español sino que, al menos las del modelo más económico, están en chino. El chico de la tienda me ha visto tan interesado y desesperado, que sin yo pedírselo me ha hecho una fotocopia de las instrucciones aunque todavía no esté en condiciones de comprarle la cámara. Así que podré empezar a traducirlas ya, y así cuando haya reunido todo el dinero tendré mejor idea de cómo utilizarla.
Las academias de idiomas son caras, y en internet no soy capaz de encontrar un buen traductor para las instrucciones. "Meta el pie y apriete el botón del arcoiris del submundo" es claramente una pésima traducción. Tampoco quiero correr la voz de que quiero comprar una microcámara si pregunto por ahí, no sea que adivinen mis intenciones y tanta planificación se vaya al traste. Así que he hecho un trato con una chica china con la que iba a clase en el colegio: yo ayudo a sus padres, ya mayores, con los trabajos más pesados de la tienda de alimentación que regentan y a cambio ella me enseña esa lengua tan compleja y de escritura tan extraña (al menos para los occidentales). Si me aplico bien, para cuando pueda comprar la cámara entenderé perfectamente las instrucciones en chino que la acompañan.
Cuando tenga la cámara, podré al fin mostrar al mundo cómo es de verdad la gente a mi alrededor. El ama de casa perfecta que solo desea que la lleven a hacer escalada de vez en cuando, el hombre de negocios que ansía que le den órdenes sencillas en lugar de tener que tomar decisiones difíciles a cada segundo, la policía que desearía pegarle un tiro a su vecino molesto y salirse de rositas, el bombero amante de las barbacoas y los fuegos encendidos en las chimeneas... Básicamente, mostrar que la gente a la que encumbramos y exigimos perfección es igual que los demás, con sus deseos y sus defectos (a más de uno de los anteriores le he pillado con el dedo metido en la nariz). Quizá así el mundo sea más tolerante, quizá comprenda que los clichés (ama de casa perfecta, hombre de negocios autosuficiente, policía profesional... joven fiestero e irresponsable) son una cosa absurda con la que etiquetamos a la gente.
Si dedicáramos más tiempo a ser lo que somos en lugar de fingir ser otra cosa, de encajar con la idea preconcebida que tiene la sociedad de nosotros, de sentirnos culpables si no actuamos como otros quieren... Tal vez entonces podríamos realmente alcanzar la felicidad.

Escrito por Aránzazu Zanón


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