Intervención
Intervención
Los primeros en darse cuenta
fueron los miembros de un grupo danés de investigación astronómica. Estaban
revisando unas imágenes captadas por el telescopio espacial Hubble cuando
descubrieron una formación compuesta por 200 objetos ubicados en la frontera
interior del Cinturón de Kuiper y a los cuales se estimó un tamaño de entre 400
y 500 metros. No informaron de una agrupación ni de un enjambre, utilizaron la
palabra formación y no lo hicieron por casualidad. Los objetos guardaban la
misma distancia entre sí y se distribuían en el espacio organizados en una
matriz regular. Además, tanto su elevado albedo como la ausencia de fluctuaciones
en su brillo evidenciaban, primero, una superficie metálica bien pulida, y
segundo, o bien una forma perfectamente esférica, o bien cualquier otra forma
con ausencia total de rotación. En cuanto a su trayectoria, era hiperbólica, en
otras palabras, su procedencia era interestelar. Todas estas características
parecían apuntar a una manufactura alienígena. Y lo más grave de todo, se
dirigían directamente a la Tierra viajando a una velocidad de 71.155 metros por
segundo, lo cual significaba que, si no cambiaba su velocidad o su trayectoria,
la flota extraterrestre colisionaría con el planeta en tan solo dos años. Más
tarde se supo que los servicios secretos daneses, en colaboración con la NSA
norteamericana, intentaron impedir que la noticia transcendiese a la opinión
pública, o al menos retrasar este hecho todo lo posible. Sin embargo, antes de
que pudiesen intervenir uno de los astrónomos ya había subido varias copias de
las imágenes en Twitter, mientras que otro se había puesto directamente en
contacto con la prensa. Cundió el pánico a nivel mundial, y no era para menos,
ya que una enorme armada alienígena se diría a toda velocidad hacia la Tierra,
y nadie sabía con qué intenciones.
Las siguientes dos semanas fueron
caóticas. Estallaron revueltas, algunas sectas organizaron suicidios
colectivos, hubo gente que optó por abandonar sus ocupaciones y entregarse a
desenfrenadas orgías, el fanatismo religioso enloqueció, y en general toda la
civilización humana se tambaleó. En Washington se convocaron simultáneamente
tres manifestaciones masivas, la primera impulsada por adoradores de los
alienígenas, la segunda convocada por una organización de autodefensa contra los
alienígenas, y la tercera instigada por negacionistas de los alienígenas. La
policía fue incapaz de controlar a los manifestantes y todo terminó en una sangrienta
batalla campal que se cobró la vida de más de 1.000 personas y que solo terminó
cuando 12 horas después el ejército tomó la ciudad a sangre y fuego, declarando
la ley marcial. Este suceso resonó por todo el mundo y provocó disturbios
similares en otras grandes capitales, siendo los más graves los que sucedieron
en Moscú, donde la cifra de muertos superó los 3.000 según fuentes
independientes, provocando un cambio en el liderazgo político de la nación.
[…]
Finalmente, las principales
potencias se organizaron para poner orden. Se constituyó una comisión especial
bajo el mandato de Naciones Unidas (aunque controlada de facto por Estados
Unidos, China, Japón, La India, Turquía, Irán, Rusia y Europa), cuyo objetivo
era analizar la situación, mantener una cierta estabilidad y actuar de manera
coordinada.
[…]
Ajustándose al plazo mínimo de
dos años del que se disponía, se realizó una planificación de emergencia. En
primer lugar, fuerzas de cascos azules apagaron los principales fuegos, a la
vez que una colaboración entre distintos servicios secretos desarticulada a las
sectas y organizaciones radicales más peligrosas. En paralelo, los científicos
trabajaban sin descanso estudiando a la flota alienígena. Tras un acalorado
debate, finalmente se acordó enviar un mensaje a los visitantes, ya que de
todos modos era evidente que, si alguna entidad inteligente provista de alta
tecnología viajaba a bordo de aquellos objetos, ya debía de haber interceptado
nuestras emisiones de radio y estudiado las tecno-firmas de nuestro planeta. Se
recurrió a una combinación de matemáticas, física y astronomía a fin de
garantizar que el mensaje de radio que se emitió fuese entendible por criaturas
no humanas. No hubo respuesta, lo cual fue interpretado por algunos como un
gesto hostil, mientras que otros supusieron que aquellos artefactos no estaban
ni tripulados ni dirigidos. Ambos escenarios eran perturbadores, el primero por
motivos obvios, y el segundo a causa de la imposibilidad por parte de la
humanidad de interceptar a tantos objetos con ese tamaño y velocidad, y el
destrozo que causarían si impactaban contra la Tierra.
[…]
Pasada la órbita de Saturno, los objetos
comenzaron a decelerar, dejando claro que su objetivo no era colisionar, si no
orbitar la Tierra o realizar un aterrizaje suave en su superficie, algo que
solo era posible si estaban manejados por una inteligencia. Aquello también dio
valiosos datos acerca de su tecnología, pues la deceleración la consiguieron a
través de motores de fusión nuclear de alta eficiencia, algo de momento fuera
del alcance de la humanidad. Esta circunstancia otorgó tiempo extra a las
Naciones Unidas para proseguir con sus preparativos, concretamente se dispuso
de un año y medio más. Se manejaron los distintos escenarios de una posible
invasión, incluyendo ataques con armas químicas, biológicas, energéticas,
cinéticas o nucleares, estudiándose posibles contra-medidas. Los ejércitos
convencionales parecían inútiles frente a un ataque procedente desde el
espacio, pero igualmente se reforzaron, ya que en primer lugar eran necesarios
a fin de mantener el orden, y, en segundo lugar, si los alienígenas
desembarcaban combatientes en superficie habría que
intentar suprimirlos. Fueron tiempos complicados. Hubo ciertos países que
colapsaron y donde la civilización quedó anulada, sin embargo, gracias al
esfuerzo de Naciones Unidas se logró que la mayoría de las naciones consiguieran
capear la tormenta social y económica que se desató.
[…]
Las naves espaciales
extraterrestres resultaron no rotar sobre sí mismas y tener forma de disco ovalado, con una longitud de
aproximadamente 600 metros, una anchura de unos 250 y una altura de algo más de
100 metros. No emitieron ningún tipo de comunicación a través de ondas
electromagnéticas ni tampoco de neutrinos, a pesar de
los sucesivos mensajes de radio que se les fueron enviando.
[…]
El 22 de marzo de 2027 la flota extraterrestre se insertó en una órbita terrestre media, a una distancia estable de unos 5.130 kilómetros de la superficie de la Tierra. Las Naciones Unidas descartaron realizar un ataque preventivo con los misiles nucleares que se habían estado preparando, prefiriendo esperar, no solo por dar una última oportunidad a la posibilidad de un contacto pacífico, sino porque casi todos los expertos militares coincidían en que a esa distancia los misiles habrían sido fácilmente interceptados.
[...]
Durante una larga y tensa semana nada sucedió, hasta que llegó el lunes 29 de marzo de 2027.
A las 11:48 UTC la flota alienígena lanzó una serie de potentes pulsos
electromagnéticos que dejaron sin luz a las principales ciudades y centros
industriales del planeta. Casi simultáneamente, de cada una de las 200 naves
surgieron varias decenas de objetos más pequeños, con forma de disco y que
descendieron en espiral hacia el planeta. Dichos objetos aterrizaron en las
proximidades de las principales capitales del planeta, o lo intentaron, ya que
algunos de ellos fueron derribados con éxito por cazas de combate, por misiles,
o incluso por los cañones laser que el DARPA (la Agencia de Proyectos de
Investigación Avanzados de Defensa de EE.UU.) había estado construyendo en
secreto desde hacía años. Aquellos discos que sí consiguieron tocar tierra
resultaron ser los transportes de una fuerza invasora, ya que desplegaron dos clases distintas de combatientes a los cuales se calificó de robóticos, en la medida en
que no parecían tener origen biológico. El primer tipo era terrestre, parecidos a enormes
arañas del tamaño de una furgoneta, y el segundo tipo era volador, esferas de
unos tres metros de diámetro de alta velocidad y maniobrabilidad. Tanto las arañas
como las esferas atacaban con láseres de rayos X así como con proyectiles
supersónicos, y su misión pronto quedó clara: suprimir a las fuerzas armadas
humanas y controlar los principales nodos organizativos y logísticos, tales como
centrales energéticas, edificios de gobierno, potabilizadoras de agua,
almacenes de distribución de alimentos, etc.
[…]
Los invasores solo realizaron una comunicación por radio a las dos horas de haber comenzado los combates. Se trataba de un mensaje de audio en perfecto inglés, propio de una película de serie B y que decía lo siguiente: "Rendíos incondicionalmente, someteros a nosotros y la lucha cesará, somos
vuestros amos ahora". Por fortuna para la humanidad, la comisión especial de
las Naciones Unidas había hecho los deberes y pudo permitirse el lujo de
responder con una rotunda negativa. No se iba a claudicar, se pelearía, la
especie humana tenía derecho a ser libre e independiente. En previsión de aquel
escenario, se habían configurado las redes eléctricas para poder ser reparadas
rápidamente en caso de ataque de pulso electromagnético, se contaba con numerosos
generadores móviles de emergencia alimentados por diésel, y las principales
unidades militares habían realizado ímprobos esfuerzos en blindar su
electrónica en unos casos, o bien en poder prescindir totalmente de ella en
otros.
[…]
Gracias a todo ello, se pudo organizar un contraataque humano en condiciones, sin embargo, los combatientes alienígenas, aunque menores en número, se veían respaldados por una muy superior tecnología. Casi invisibles al radar, muy resistentes y con una agilidad y puntería letales, causaron enormes bajas. Y no solo eso, pronto se descubrió que los transportes extraterrestres se habían reconvertido en fábricas que, auxiliadas por operarios robóticos semejantes a un cruce entre cangrejo y pulpo, recolectaban recursos locales para, mediante alguna alquimia fuera de alcance de la comprensión humana, producir nuevos combatientes a un ritmo casi sobrenatural.
Los invasores fabricaron o hicieron descender de las
naves nuevos tipos de combatientes robóticos, a cada cual más letal [véase
anexo con el listado completo de criaturas cibernéticas alienígenas], y desde el
espacio se atacó a las principales infraestructuras logísticas y de defensa
humanas con proyectiles cinéticos y energéticos. También esta circunstancia se
había previsto, desplazando fábricas, almacenes y centros de mando y control
bajo tierra, preferiblemente protegidos por colinas o montañas.
[…]
Fue Latika Kumari, una física
india especializada en altas energías, quien, con su trabajo, le regaló a la
humanidad la esperanza de poder alcanzar la victoria. Las investigaciones de
Latika, ayudadas por la captura de tecnología alienígena, permitieron el
desarrollo y fabricación en tiempo récord de cañones gauss, armas que antaño
habían pertenecido a la ciencia ficción y que conseguían aprovechar potentes
campos electromagnéticos para acelerar proyectiles de tamaño considerable hasta
a un 10% de la velocidad de la luz. Algo así no podía ser esquivado, y su
efecto era devastador. Las naves alienígenas habían empleado este tipo de arma
contra los humanos, pero aparentemente no estaban preparadas para recibir semejante tipo de
fuego de vuelta.
[…]
In extremis, consiguieron
fabricarse 214 cañones gauss. Se asignó uno para cada nave enemiga (ya que su cadencia de
fuego era extremadamente reducida), más otros catorce de emergencia que se emplearían a modo de sustituto o comodín.
[…]
A las 13:20 horas UTC del 15 de
mayo de 2031, se atacó de modo coordinado a las naves alienígenas. De los 214
cañones gauss, 198 funcionaron correctamente y destruyeron a su objetivo de un
solo disparo. En otras palabras, en apenas unos segundos la flota alienígena
había visto reducido su número en dos órdenes de magnitud, pasando de 200 efectivos a
solo 2. Estas dos naves supervivientes realizaron un rápido fuego de
contrabatería, aniquilando a los cañones gauss humanos que habían conseguido
disparar, y después tomaron una decisión insólita: decidieron huir.
Aproximadamente un 1 % de las fábricas alienígenas en tierra se reconvirtieron
en transportes, recolectaron a todos los combatientes u operarios robóticos que
pudieron, y despegaron poniendo rumbo a alguna de las dos naves restantes. No
se fue capaz de reparar los cañones gauss fallidos a tiempo, a fin de poder
completar la destrucción de la flota extraterrestre, en cualquier caso, el
resto de las fábricas y los combatientes invasores dejados en tierra se
autodestruyeron, mientras que las dos naves alienígenas abandonaron la órbita
de la Tierra, acelerando hasta alcanzar velocidad y trayectoria de escape del
sistema solar. Desde entonces, el 15 de mayo ha sido celebrado como el día de
la independencia humana.
[…]
La principal consecuencia de la Guerra de
Independencia Humana fue el establecimiento de un gobierno federal mundial…
[…]
…desde entonces la humanidad se
ha centrado en su unidad y desarrollo civilizatorio, aprendiendo de los errores
cometidos y tomando consciencia de su fragilidad en un contexto galáctico mucho
más complejo y hostil de lo que nunca se había querido considerar.
Extractos del
artículo "La Guerra de la Independencia Humana" de la Wikipedia.
Última actualización: 9 de noviembre de 2041.
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La misión de pacificación y estabilización
inicial de la civilización humana en el planeta Tierra ha sido un éxito. Los
medios y el uso de la fuerza empleados fueron correctamente calculados, siendo
suficientes como para suponer una seria amenaza, pero no tanto como para haber
avasallado por completo a la humanidad. Según lo previsto, las naves espaciales
robóticas enviadas eran bien visibles y fueron detectadas al poco tiempo de haber comenzado a adentrarse en el Sistema Solar. Los preparativos defensivos
humanos se realizaron tal y como se había previsto, y la naturaleza de su resistencia fue
la esperada. Se les prestó una pequeña ayuda para que pudieran desarrollar a
tiempo un cañón gauss, el arma que les permitió alcanzar la victoria. Por
supuesto ello se hizo de manera sutil e inadvertida, de manera que pudieran
atribuirse plenamente el éxito, algo fundamental a fin de conseguir
empoderarles como especie y unirles en una sola civilización. De las 200 naves
enviadas, 198 fueron destruidas, mientras que dos de ellas abandonaron el
sistema en dirección a la base de operaciones de Vega, cargando con 9.327 robots
que serán reconfigurados y reasignados a otras tareas. El resto de los robots
se autodestruyó en tierra siguiendo el protocolo.
En el otro lado, la misión se ha saldado con una cifra estimada de 7,41 millones de fallecidos humanos, el 73,2% de ellos militares. Estos números exceden con creces lo permitido por la normativa vigente de intervención en civilizaciones emergentes, sin embargo, correspondía aplicar una de las excepciones previstas por la reciente jurisprudencia al respecto, ya que la humanidad estaba catalogada como civilización caótico-agresiva en colapso inminente, lo cual hubiera implicado un coste en vidas como mínimo cien veces superior, y además habría acarreado consecuencias imprevisibles a largo plazo.
Se calcula que en un lapso de 500
años la humanidad se habrá integrado con éxito en la Federación Galáctica,
aportando el tan necesario dinamismo del que disfrutan las civilizaciones
jóvenes. En cualquier caso, la lección dolorosamente aprendida durante la Gran
Crisis Targaniana, acontecida hace justo diez milenios (según el calendario
estándar galáctico), nos recuerda la importancia de monitorizar con gran celo a
las civilizaciones emergentes, especialmente aquellas del tipo caótico-agresivo
como la humanidad, motivo por el cual se recomienda invertir más recursos en la
exploración y vigilancia de los mundos con alta habitabilidad, no solo en la
propia Vía Láctea, sino también en las dos nubes de Magallanes, así como en los cúmulos globulares y en las otras
galaxias enanas satélite, quedando por el momento el sistema de la galaxia de Andrómeda
fuera de nuestro alcance, circunstancia que será abordada en otro informe.
<< Transcripción del informe
relativo a la misión de intervención inicial en la humanidad en el planeta
Tierra, resumido y adaptado para la comunidad de humanos voluntariamente abducidos que habita
en la colonia de Tau Ceti. >>
Escrito por Iván Escudero Barragán
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